… A pesar de que se menciona a menudo el conocido alerta de Mariátegui – el socialismo no es calco ni copia sino creación heroica– predomina en el lenguaje político de Cuba la metáfora “construcción” o “edificación” del socialismo –importada de los textos soviéticos–, como si este fuese un edificio o un puente, del que ya tenemos el proyecto diseñado en todos sus detalles y solo es necesario erigirlo según un cronograma.
Tampoco es fortuito que Fidel, a principios de este siglo expresara que nuestro mayor error fue haber creído que alguien sabía cómo se hacía el socialismo. Su juicio está avalado por las experiencias cubanas de mimetismo y otros errores propios, y por lo ocurrido en procesos socialistas fenecidos o existentes. En el fondo es la misma idea: el socialismo no está escrito en las tablas de Moisés, es una transición hacia otra sociedad, la comunista, y hay que crearlo. Y tal certeza, basada en la teoría original de Carlos Marx, implica realizar ensayos, cometer errores, tener éxitos y hacer evaluaciones críticas siempre colectivas y democráticas, nunca complacientes ni burocráticas…